El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, cruzó a un grupo de intendentes de Juntos por el Cambio que dejó entrever que comprarán las polémicas pistolas Taser, los acusó de “hacer demagogia” y aseguró que no tienen injerencia en la Policía de la provincia de Buenos Aires.

“Tenemos que dejar de hacer demagogia. Tenemos que pensar en un plan integral de seguridad y aplicarlo”, dijo Berni, y luego le dedicó un párrafo a los jefes comunales opositores que se refirieron a las Taser. “Lanús puede comprar todas las pistolas que quiera, pero no sé con quién las va a usar. Porque quien conduce a la Policía bonaerense es el ministro de Seguridad. Quien desarrolla el plan de seguridad es el ministro”, agregó.

Sus declaraciones llegan luego de que los intendentes Julio Garro (La Plata), Néstor Grindetti (Lanús), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Jorge Macri (Vicente López), todos ellos de Juntos por el Cambio, analizaran implementar las pistolas eléctricas para combatir la inseguridad en sus municipios.

“Me parece una falta de respeto que se hable de las policías locales, porque cuando las policías locales cometen errores son de la Bonaerense. Debemos dejar de mirar las encuestas para saber lo que tenemos que decir a la mañana”, remarcó el funcionario a Radio La Red.

Berni insistió en que la seguridad es una política pública que corresponde “a los ministros y no a un secretario de seguridad de un distrito”.  En este sentido destacó que desde su cartera se administrará el dinero que aporta la Nación para “un plan integral de seguridad”.

“El dinero que ha obtenido la Provincia tras la conversación con el Presidente de la Nación es para un plan integral de seguridad que ya tiene nombre y apellido”, señaló, luego de que Alberto Fernández le quitara un porcentaje de la coparticipación a la Ciudad para mejorar las condiciones laborales de la Bonaerense.

La polémica por la implementación de las Taser se reflotó la semana pasada, luego de que un policía federal muriera apuñalado por un vecino con problemas mentales, a metros del Malba, en Palermo. A partir de entonces, desde el macrismo volvieron a impulsar las pistolas eléctricas como método para disuadir este tipo de situaciones, lo cual volvió a generar cortocircuitos entre oficialistas y opositores.